El zombiewarrior es aquella persona que presenta más problemas de aprendizaje matemático que un enano gully. Para ellos, solo se suman los impactos que hacen, mientras que los que reciben nunca llegan a acumularse de forma suficiente para provocarles la muerte. No obstante, de vez en cuando, si a su alrededor se sitúan varios oponentes que les golpean a la vez y ya se acumula una lluvia importante de espadazos, optan por dos estrategias básicas: la primera y muy eficaz es llorar y quejarse de algún golpe para que todos tengan que parar y se puedan reposicionar convenientemente. La segunda, aún mejor, es fingir una muerte pero, en lugar de ir al Punto de Respawn, lejos y a desmano, se apartaban ligeramente del fragor del combate, esperaban a que los que los eliminaron se dirigiesen a otros objetivos o a su Respawn y salían tan frescos de detrás de un matojo, prestos a continuar como si no hubiese pasado nada.
He de decir que, por añadidura, estos “jugadores” que he optado por llamar “trampeadores”, se caracterizan por la precariedad, en el mejor de los casos, de su atuendo. Al parecer, colocarse un mantel de picnic alrededor del cuerpo, vestirse con unos vaqueros oscuros, un corpiño de encaje o un chándal negro y una cinta en la cabeza, es más que suficiente para que se les permita campar a sus anchas por la Casa de Campo.
Y he de decir que, seguramente, hayan sido los que más disfrutaron. Tiene que ser de lo más gratificante pasarte un evento corriendo para dar un par de golpes por la espalda, normalmente con “efecto metralleta” incluido y salir huyendo, ventajas de que no te moleste ningún tipo de caracterización. O barriendo los pies con “lanzas”, cuando no golpeando caras. Eso es lo divertido, pasarte un día entero creyéndote Conan el Destructor, aniquilando a todos tus enemigos, que sí se descuentan los golpes, mientras que tú avanzas impertérrito segando sus miserables y patéticas existencias. Los héroes no mueren nunca, eso todo el mundo lo sabe.
No es muy inteligente pasarte un evento portando una armadura pesada, o una careta de orco (desde aquí aprovecho para hacer llegar mis felicitaciones a ese orco y a su estoicismo soportando la máscara y una pesada armadura y que curiosamente moría más que los arqueros de su bando), o una estorbante capa, o una calurosa peluca, o una barba picajosa. Es un sinsentido planear durante meses una caracterización espectacular cuando todo el mundo está mucho más cómodo con ropa deportiva. Es más, diría que en lugar de intentar ya que las cutradas caseras se aproximen mínimamente a la forma de un arma (y recalco lo de mínimo), peguémonos con los dichosos tubos de PVC forrados con esterilla y toneladas de cinta americana que avergonzarían a cualquier alumno de Tecnología de 1º ESO con un poco de autocrítica. ¿O no? ¿O no es ese el objetivo de que más de 100 adultos se reúnan dos veces al año?
En mi opinión, nos encontramos ante una encrucijada sin retorno. O empezamos a controlar a los jugadores que acuden a nuestros eventos, o les exigimos que se vistan y comporten apropiadamente si quieren jugar, o perderemos a los que ya lo hacen en favor de los trampeadores. Cada vez veo a los buenos veteranos más cansados y desanimados por este tipo de situaciones, que además han aumentado considerablemente. De hecho, el sábado pasado, tras la comida algunos reaccionaron a la futilidad de los combates dejando de jugar. Aunque tengo que aclarar que la falta de deportividad y juego limpio no puede achacarse a los novatos, los hubo que se comportaron como perfectos caballeros, al igual que hay grupos muy veteranos que han ido dando ejemplo y marcando tendencias edición tras edición y, dada su impunidad, es normal que creen escuela.
Quizá os preguntaréis la razón de no implicar a los masters. La respuesta es muy sencilla, era algo demasiado generalizado en ambos bandos para que pudiera solucionarse con el exiguo número de masters que había. Además de que los buenos jugadores evitan ir llorando y quejándose; esta es otra de las principales características de los trampeadores (de ahí que no puedan portar armaduras, se les oxidarían). Los buenos jugadores entienden que los masters son personas con una vida y unas ocupaciones que dejan de lado de forma altruista para proporcionar a otros un día de diversión en un entorno lúdico. No es deseable ni normal que su tarea se convierta en la mediación con gente que, a juzgar por sus comportamientos, perfectamente podría integrarse en una guardería.
Por poner un ejemplo: a una serie de jugadores, debido al abrumador peso de sus armaduras, se les concede el privilegio de ser “campeones”, esto es, que si están equipados con arma de mano y escudo (exclusivamente) sus impactos son dobles. ¿Sería lógico o justo revocarles ese hecho para contentar a algunos quejicas? Pues eso es exactamente lo que ocurrió. Hemos llegado a una situación muy triste, en la que los zombiewarriors y trampeadores varios imponen su criterio amparándose en comportamientos deleznables que los auténticos jugadores se avergonzarían siquiera de pensar.
Lo que sí que creo que sería de la competencia de la organización es la exigencia previa. El espacio donde se juega habitualmente es demasiado escaso para casi 200 personas y el número de masters es también insuficiente. Está muy bien la cifra alcanzada para ver que el evento es un éxito, que viaja gente de toda España y que hasta ahora se ha hecho un gran trabajo. Sin embargo, ese poder de convocatoria debería emplearse en elevar el nivel ético y estético (que puede que suene elitista pero cada vez me convenzo más de que en la mayoría de casos van parejos). Es evidente que los puntos de vida no son un condicionamiento suficiente para que la gente se tome en serio su aspecto, dado que es algo que ni siquiera tienen en cuenta. Por tanto, a mi modo de ver, debería limitarse el acceso al juego a cualquiera que no se tome la molestia de aceptar la regla mínima de disfrazarse. O bien, que ya nos dejemos de paños calientes y se organice por y para chandaleros y que el que vaya sepa a lo que atenerse. En este último caso, sugiero que se recomiende el uso de riñoneras y se amenice la comida con Camela a todo volumen desde el maletero de un coche.
Además de esto, creo que el control de seguridad debería ser férreo. Siempre es atractiva la recepción, con personas encantadoras que prodigan sonrisas y comentarios agradables que se agradecen incluso más que el Huesitos. Eso es genial, el control de la longitud y el hecho de que las armas de factura comercial pasen el Test de Seguridad automáticamente también. Pero respecto a las “armas” caseras sigo creyendo que estamos esperando a que haya un accidente realmente grave para ponernos serios en ese punto. Y como persona que nunca lleva casco me preocupa especialmente. Ya hemos tenido suficientes avisos, diría que incluso más de los que debería, para que la seguridad se convierta en el primer punto a tener en cuenta, por encima de cualquier consideración. Pero volvemos al problema del exceso de gente y el tener que confiar en la buena voluntad, no hay forma de asegurar que las armas con las que se juega hayan pasado los Test de Seguridad. Por poner un ejemplo, uno podría pasar un arma, dejársela a un compañero, que la pase también, y después jugar con un garrote con clavos. Hasta que no hubiese descalabrado a un par de personas no creo que nadie lo apreciase entre la multitud.
Respecto a la batalla en sí, de nuevo fue el Desorden contra el Caos. Lo de tener dos dirigentes no resultó y el hecho de que la gente se aburra esperando cuando hay que defender una posición, dificultaron la asunción de cualquier estrategia. Y si bien sigo creyendo que es mejor una mala estrategia que ninguna, pues bien, dos no funcionaron mejor. Además de que sería más justo y atractivo que se decidieran los generales mediante combates o cualquier otro tipo de sistema, en lugar de imponerlos.
Los escenarios fueron bastante monótonos, todo batallas campales con leves y sutiles modificaciones, motivado seguramente por el exceso de jugadores. Uno de los más divertidos fue el de la niebla pero seguramente no estoy siendo objetiva, ya que ha sido la primera vez que resisto más de dos minutos. Y se echó de menos la llamada gimkana, entre otras cosas porque al separarnos en pequeños grupos para enfrentarnos en mini-pruebas, los masters tienen muchísimo más control y se aprecian menos irregularidades. Supongo que era inviable plantearlo con tanta gente y tan pocos árbitros. En mi opinión, el evento ideal, en las condiciones que hay actualmente, sería de entre 80 y 120 jugadores.
Respecto al cañón, no me molestó la muerte directa y no me hizo daño la bola, aunque a mucha otra gente sí, ventajas de llevar armadura. Sin embargo, no veo qué beneficio o extra de diversión o epicidad aporta. Sinceramente, es un elemento que no pinta nada dado que la declarada ambientación de Forjacero es la fantasía medieval. No entiendo que todo tenga que convertirse en lo mismo y que nada pueda sustraerse a la influencia de Warhammer, y menos cuando ya existe otro evento basado exactamente en ello.
A pesar de todo lo mencionado anteriormente, tengo que admitir que yo sí me divertí, y mucho, todo el día. Si bien es verdad que se debió, en gran parte, a que iba muy mentalizada a no enfadarme por nada. Decidí reírme de todas esas situaciones, y especialmente de sus protagonistas; dar palos sin sentido hasta que me reducían la vida a 0; a observar comportamientos curiosos y a disfrutar del componente social del evento.
Incluso el clima fue propicio, ni un excesivo calor, ni frío. Y lo que es más importante no llovió y, a pesar de que no paró en toda la semana precedente, el suelo estaba bastante seco.
Como aspectos destacables tengo que señalar el esfuerzo de uno de los masters al personificar al Golem, dada la larga ausencia de su habitual portador al que, por esta y otras muchas razones, se echa de menos.
También sobresalió la mejora en la caracterización y cohesión de algunos grupos, la extraordinaria forma de bailar la muñeira de las Nâzgul, que nos tuvo hipnotizados a unos cuantos (¿serán las nuevas tácticas de Sauron?), la valentía del bebé que, no solo no se arredró ante el orco que fue a saludarla, sino que le faltó bien poco para lamerlo a ver si era un conguito de chocolate y la presencia de patrocinadores que aportaron sus magníficas obras para que fuesen sorteadas entre los asistentes. Por otro lado, la organización otorgó un premio a los escasos jugadores que habían logrado participar en las diez ediciones, algo que quizá sea ya un premio en sí mismo, pero es loable que se reconozca su veteranía.
Por último, quiero agradecer a Quique, Fernando y Furgo el hecho de haber creado Forjacero. Fue una idea genial desde su origen, además de ser el primer ReV al que tuve la oportunidad de ir, y no quisiera ver que degenera por culpa de unos cuantos a los que, desgraciadamente, la educación y el saber estar de los demás han permitido crecerse y convertirse en un ejemplo nefasto.
Nota del editor: a pesar de las críticas reflejadas en esta reseña, no he podido evitar mostraros algunas fotos en las que se puede apreciar el buen hacer de algunos de los participantes. Es evidente que a pesar de todo hay quienes siguen esforzandose. Como muestra tenéis una compañía de caballeros, otra de drows, un orco, y a nuestra aguerrida corresponsal junto con diversos compañeros de la Tierra Media.
Reconocéis a nuestra corresponsal? |
Que pena que eso sea con lo que se haya quedado la corresponsal :/ Por mi parte, creo que tuve mucha suerte de no toparme con nadie que cumple esas malas condiciones comentadas (o no fui consciente de ello xD), por lo que mi perspectiva fué mas optimista que la comentada aqui :)
ResponderEliminarPor otro lado, en mi opinión precisamente una de las cosas que trae forjacero de buenas es algo que aqui se comenta como negativa, que es la permisividad, y es que si quiero un evento super inmersivo lleno de trajes laboriosos y grandes interpretaciones, no pienso en el evento que nos ocupa, y no lo digo como algo negativo. Veo mucho mas natural el iniciarse en un rol en vivo de 8€ que en uno que roce los 80€, y personalmente perdono que la gente venga como buenamente pueda, pues conozco casos de personas que ya les cuesta darse el placer de darse un forjacero. Para otros es solo un entretenimiento pasajero al que no dedicarle mas tiempo, por lo que lo veo natural. Para exigencias ya tenemos otros eventos a los que se va con otra mentalidad, en mi opinión :P Por supuesto, esto no quiere decir que no me encantaría ver a todo el mundo de punta en blanco, pero creo que esa es la labor de aquellos que nos esforzamos en llevar un traje y unas armas chulas, el convertirnos un poco en elementos "aspiracionales" para que, aquellos a los que realmente les guste, den un paso adelante.
Sí que podría estar de acuerdo en el tema de la rigurosidad del TATA, aunque en mi caso concreto todas mis armas se testearon (y alguna no pasó xD), sí lo considero una parte importante en un vivo, sobre todo por la naturaleza tan variada del mismo (Aunque he de decir que el único golpe dañino que me llevé en el evento fue de una calimacil, y no de un arma casera xD) y yo personalmente se lo tomaría a todas las armas sin excepción, ya sean Calimacil, Wizardcraft, Forgotten realms o Leroy Merlin xD
La corresponsal se quedó con muchas cosas del evento y estuvo más de una semana dándole vueltas y hablando con más de diez personas de los dos bandos antes de escribir la reseña. Quiero decir que no solo una opinión personal, simplemente al llevar mi firma no me gusta descargarme en otros anónimos. Como puedes leer en la propia reseña yo me lo pasé bien, no así otras personas.
EliminarEntiendo que tu actitud y la mía a la hora de ir a Forjacero es radicalmente diferente y, por tanto, nuestros puntos de vista son diametralmente opuestos, dado que yo no categorizo los eventos por su duración o la supuesta actitud implícita de los jugadores. En mi opinión todo evento merece ser valorado por sus particulares características y no se justifica el devaluar el grado de implicación de sus participantes.
Yo no critico a la gente que va "como buenamente pueda" ni ahora ni nunca, critico la actitud de no ir ni a un rol, ni a jugar, sino a hacer el Inmortal. Si realmente no viste a nadie con los comportamientos mencionados te felicito, o bien tuviste una suerte increible con los contrincantes con los que te topaste y los compañeros, o bien tienes una capacidad de abstracción de la realidad realmente envidiable. Y me vas a perdonar, si a alguien le supone un esfuerzo el gasto de 8 euros de Forjacero, por su propio bien no deberían de ir. Realmente dudo mucho que merezca la pena dejar de comer para ir a pegarse con espadas de gomaespuma.
Por otro lado, no veo que esa "aspiración" o "inspiración" esté dando mucho resultado más que entre los que ya estaban inspirados, pero quizá es fallo mío, siempre me ha costado captar las sutilezas. XD
Jajaja bueno, vosotros os lo currasteis bien, os pongo en el grupo de "inspiradores" porque siempre os preocupais de venir bien vestidos y armados xD pero me da pena que gente a la que le gusta y que se lo trabaja se lleve una fea sensación del evento, porque no me gustaría que dejaseis de ir por desazones como estas, precisamente xD Por eso decía al principio que que pena que esa sea la impresión que os habeis llevado.
ResponderEliminarNo pretendo defender a los que hacen trampas, nada mas lejos de la realidad, pero mi punto de vista es que si esa gente va a ir a algún evento, me parece mas natural que sea Forjacero, un evento muy accesible y sin complicaciones, que no otros eventos que requieren en general mas dinero y atrezzo del jugador, cosas que una persona que hace trampas (a mi modo de ver no interesada realmente en el juego) no creo que esté dispuesto a sacrificar generalmente. No digo que piense que forjacero es el evento para esta gente, sino que por sus características creo que es mas facil que este tipo de gente venga a Forja que a otros lados, pero al mismo tiempo me parece muy importante esa labor de introducción de jugadores que a lo mejor no conocen el mundillo y pueden acabar siendo grandes jugadores (Que se ha dado muchas veces el caso desde Forjacero, creo yo xD)
Respecto a las posibles cosas conflictivas, personalmente solo vi una cosa que me preocupó, de un jugador que era de mi propio bando, y a la que pude se lo comenté a un par de árbitros para que intentasen estar al loro, y ya me despreocupé. También me llevé un golpe en la cara, con una calimacil,que me dejó un pequeño moratón bajo el ojo, pero el chaval vino rapidamente a disculparse y para mi eso lo entierra :P debí tener mucha suerte o ser muy inconsciente de no ver mas cosas, aunque visto lo visto casi me alegro xD
En cualquier caso, jamás fué un ataque ni nada parecido, solo una percepción personal :P
No lo interpreté como un ataque y siento que pareciese una defensa (tanto hablar de combates ya se nos va de las manos XD). Y no sé qué tienen las Calimacil con tus ojos, deberíamos hacértelo mirar por un especialista,jajajaja.
ResponderEliminarY lo que comentas es precisamente la razón por la que esccribí la reseña en ese tono, porque sí respaldo la visión de Forjacero como "Rev introductorio" (¡cómo no hacerlo en mi caso! XD) pero ¿qué van a aprender o cómo van a disfrutar los nuevos jugadores si cada vez el juego se diluye más en las trampas o en comprotamientos chulescos y/o agresivos (que de todo hubo, por desgracia)? La chica del pie que se llevó la ambulancia creo que era novata y muy jovencita, estoy segura de que se ha quedado muy impresionada con Forjacero pero no creo que fuese para bien. ¿Nadie más pudo ver la bici y parar el juego antes del accidente? ¿O son más importantes que la seguridad otras cosas? También hubo varios lesionados en las manos, eso tampoco creo que sea muy normal y no he encontrado a nadie que me diga que vio cómo se amonestó o sancionó a ningún jugador. Si tres ambulancias no son suficientes para ejemplificar que no se están haciendo las cosas bien en la cuestión de la seguridad de armas y forma de juego, no sé qué más estamos esperando.
Yo también prefiero centrarme siempre en los aspectos más positivos de todo (por ejemplo no he mencionado que se explicasen de forma confusa y a veces hasta contradictoria algunos escenarios, son cosas que pasan) pero no podemos ni debemos olvidarnos de las "pequeñas molestias" cuando nos vamos de los eventos porque todo lo que no se corrige degenera. Yo no estuve en el IX pero respecto a los anteriores sí veo una progresión y no positiva. El mensaje que está calando es que "no hay consecuencias asique hago lo que me da la gana" y no debería ser así, la gente debería tener autocontrol y autocrítica... y debería haber ríos de chocolate y plantas de galletas XD.
Además de que yo no me refiero en ningún momento a que todo el mundo tenga que llevar armaduras o armas de factura exquisita (de hecho me preocupa que ese punto haya quedado confuso, quizá me pasé con la ironía y se me fue de las manos). Una vesta como las que presta la propia organización es más que suficiente, o los apaños de polipiel que llevan muchos. Lo que no me parece adecuado para un evento, por informal que sea, de batallas en una ambientación fantástico-medieval son los chándales o los corpiños de encaje (nada baratos, por cierto). Y que el intento por parte de los organizadores de mejorar eso, que fue lo de dar puntos de armadura y que yo apoyé en su momento, está resultando problemático por la polémica y poca efectividad de la medida.
Y de lo que sí que estoy más que convencida es de que no había ni espacio ni masters suficientes para toda la cantidad de jugadores que se juntaron. Todos los eventos bien organizados tienen limitación de plazas porque es evidente que no es ni parecida la infraestructura necesaria para 50 que para 100 personas. La organización hizo lo que pudo, y por ello no les critico, pero sí creo que no estaban preparados para esa afluencia y que hubo un gran descontrol.
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ResponderEliminarFalta mucha madurez a los jugadores y al evento, ciertamente (en comparación a la tónica de otros países europeos), pero prefiero ser positivo (yo siempre me lo paso bien en un Forjacero :) ). Lo importante es dar ejemplo uno mismo con su atrezo y su interpretación y que los novatillos aprendan. Eso si, un poco de mano dura estaría genial, pero puesto que hoy en día no se respeta la autoridad en las escuelas ni en los hogares, me parece dificil que se haga en Forjacero....
ResponderEliminarA mi no me parece que haya mucha gente en Forjacero, para nada. Que un evento de gran convocatoria como este, casi gratis y accesible (Madrid) sólo consiga reunir un centenar de participantes me parece una autentica pena. No me creo que sólo haya un centenar de aficionados al rol en vivo/softcombat interpretativo en el centro de la península; eso quiere decir que hay mucha mucha gente que elige no salir de su "pueblo" y es lamentable. Y lo de que no hay suficientes másters, es un callejón sin salida, si por cada 10-20 jugadores tiene que haber un máster para que la situación no se descontrole JAMÁS seremos capaces de hacer un evento grande en condiciones, así que ese no puede ser es el camino, sobretodo en un evento de batallas, dónde a mi parecer la experiencia de juego mejora enormemente con el numero (calidad si, pero cantidad, también). Hay mucho camino por delante por recorrer, y la clave creo que está en la madurez de los jugadores: mayor implicación, mayor autonomía, mayor interpretación, mayor honorabilidad, mayor inversión... (no es una cuestión sólo de edad, sino de actitud, está claro).