Una de las primeras guerreras del mundillo de la gomaespuma que conocí es
Mir. Erudita y guerrera, lo
mismo se lanza a primera línea de batalla, participa en todas las categorías de un torneo deportivo de softcombat, controla un montón de vikingos en una taberna o elabora canciones que canten los mismos vikingos una vez bajo control.
Dada la variedad de ámbitos en los que se maneja, quise preguntarle por algunas cuestiones para conocer la óptica de otra fémina más sobre este mundillo dominado por hombres.
- ¿Cómo conociste el softcombat?
Las preguntas sobre los orígenes la verdad es que son complicadas, porque hace muchísimo tiempo de ello, más de 10 años. Conocí el softcombat desde
Dado de Dragón a partir del contacto con los organizadores maños de la asociación
Crónicas de Excalibur, que solían entrenar en un parque no demasiado lejano a nuestro primer local, y con los que acudíamos de vez en cuando a entrenar. A nuestro herrero rúnico le picó el gusanillo y comenzó a hacer espadas, con lo que se empezó a mover el asunto en la asociación.
- ¿Qué te llamó la atención?
El aspecto de combate más o menos libre, poder
“rolear” los enfrentamientos que en mesa eran tirar sólo dados, pero con seguridad (sin necesitar grandes equipos de protección) y sin necesidad de un entrenamiento exhaustivo. Además, tenía muchas posibilidades y variedades como para aburrirte: no se trataba solo de combates uno a uno, sino de batallas, combates por parejas, cazas del orco… en los que aplicar distintas tácticas, sorprender y sobre todo que te sorprendan.
- ¿Alguna cosa que no te convenciera?
Algunas actitudes, aunque hay que reconocer que no están generalizadas: la inmunidad a la gomaespuma y el exceso de competitividad, aunque hay que matizar. La competitividad le da vidilla a esto, todos los luchadores deben desear ganar… pero hay gente que no sabe perder y genera muy mala sangre combatiendo. En otras ocasiones te encuentras también gente que recurre a ignorar directamente los golpes, y no me refiero a esas ocasiones en las que no te das cuenta de uno o pierdes la cuenta de puntos en una batalla (que a todos nos pasa a veces) sino cuando se vuelve sistemático. Estas cosillas no son habituales, pero hay casos que pueden arruinar toda la experiencia.
- ¿Cuándo ganaste tu primer combate?
Bufff, no lo recuerdo. Además de que al principio contar los puntos de vida era un poco secundario, nunca me paraba a pensar
“¡Hey! He ganado un combate” sino
“¿Quién más quiere? ¿Quién más quiere?”. Ahora, lo cierto es que hay puntos sueltos con algunos oponentes que considero más valiosos que ganar una ronda, y puedo recibir palizas persiguiendo a la gente fuera del ring hasta que consigo el punto
“de la honra”. Si puedo aprender alguna cosilla y el combate es divertido me considero victoriosa.
- ¿Cuál fue el primer torneo en que participaste y qué sensación te causó?
Aunque había participado en el primer minitorneillo de
Dado de Dragón en las jornadas
RdG de Teruel o en exhibiciones como el ring improvisado que montamos en las
CLN de Valladolid (10 horas seguidas combatiendo tras las cuales teníamos agujetas hasta en la pizza de la cena, que apenas podíamos llevarnos a la boca), el primer torneo serio con gente desconocida fue en la
Arena de Gladiadores de unas
Tierra de Nadie.
Era torneo con algo de espectáculo: todo el mundo iba caracterizado, la gente alrededor gritando, un poquito de teatro y pique antes de entrar en materia... Allí tuve uno de los
combates que más he disfrutado nunca, esquivando lanzadas espartanas mientras hacía la croqueta rodando por el suelo para alcanzar mi arma.
Sirvió además para conocer un poco el ambientillo, en el que había gente estupenda y muy buena (de la que se puede aprender mucho) aunque se notó en algunos momentos algo de competitividad malsana en algunos participantes.
- ¿Desde entonces has participado en muchos torneos y LARPs de softcombat? ¿Qué prefieres?
Lo de ir a un LARP es una asignatura que tengo pendiente, y más cuando algunos amigos vuelven de ellos enarbolando sus anecdotarios y haciéndome caer la baba de envidia. Me encantaría.
A los torneos acudo de forma esporádica, cuando me lo permite el trabajo y los estudios, e intento no perderme
Hijos de Rothgar salvo causa mayor, porque lo que más me gusta es la diversidad de actividades y la convivencia. Reconozco de todas formas que no soy sistemática en absoluto, ni participando, ni entrenando, pero si tengo un arma al lado… no puedo resistirme a usarla.
Rodeada de varios Gautas en Hijos de Rothgar.
- Eres de las pocas chicas que conozco que se desplaza con cierta regularidad para competir, ¿qué es lo que te atrae?
La buena compañía y la convivencia. Te reencuentras con aquellos a los que habitualmente ves poco y conoces gente nueva con muchas cosas en común. Siempre tienes la oportunidad de aprender algo nuevo, ponerte a prueba, animar a tus compañeros, ver buenos combates… Y nunca falta, al menos en aquellos torneos a los que yo he ido, el buen humor, la simpatía y la deportividad.
- ¿Qué opinión te merece el softcombat como deporte? ¿Crees que es una buena idea seguir por la vía de la competición o tal vez sería mejor dejarlo como juego con torneillos?
Creo que son dos caminos diferentes que no tienen por qué limitarse mutuamente. Es como si se decidiera que para hacer una liga de balonmano hubiera que prohibir el balón prisionero… Se pueden seguir ambas, aunque cada una tendrá sus pros y sus contras, requerirá más o menos esfuerzo y atraerá a distintos tipos de gente. Supongo que el proceso exigirá sobre todo la diferenciación clara entre unas actividades y otras, porque el softcombat todavía se está definiendo como deporte y necesitará hacerse su propia entidad para ello, aunque lo lleváis por buen camino.
- Tú que has estado en unos cuantos torneos ¿por qué crees que asisten tan pocas chicas, cuando a roles en vivo asisten muchas más?
Ojalá hubiera respuesta fácil. Supongo que el quid está en que el torneo te ofrece combate y competición únicamente, mientras que los ReV añaden otros rasgos que permiten eludir el enfrentamiento o dedicarte a otros aspectos menos agresivos que se suelen considerar más femeninos. Sobre las diferencias de género ahí ya es entrar en estereotipos culturales, educación… Que vamos, no creo que venga al caso y podría enrollarme mucho. Solo puntualizar que lo del hombre cazador y mujer recolectora es un mito como una casa.
En la clase magistral de daga y ropera, en Filo de jade 2012.
- ¿Cómo ven los chicos tu participación en el softcombat, y tus victorias cuando ganas?
Por lo general, no recuerdo ningún problema grave al respecto, aunque es cierto que a veces me he encontrado que a algunos les cuesta lanzarse a fondo al principio, como si les diera miedo hacer daño o golpear demasiado fuerte (y no sólo lo he visto conmigo, sino con otras chicas desde fuera). De todas formas lo habitual es que se pase a los pocos golpes, sobre todo si ven que no te echas atrás, y me alegro: el peor desprecio que le puedes hacer a un oponente es no echarlo todo en el combate.
Para ser sincera, el mayor problema que he tenido al pelear contra chicos tiene más que ver con mi altura, que queda muy a la medida para hacer fondos bajos que a veces, bueno, ejem…
Niños, nunca hay que olvidar las protecciones adecuadas.
- ¿Cómo ven en tu entorno que practiques softcombat?
Nunca he tenido problemas, quién no lo practica lo ve como un hobby más, algunos como una actividad pintoresca, algunos a veces hasta se animan, prueban y se enganchan… No hay tanta diferencia entre esto y practicar esgrima, taekwondo o irte a pegarle patadas a un balón con los amigos.
Sí que es cierto que tras una herida reciente y algo tocapelotas en el ojo algún comentario de
“para qué me meto en esas cosas” he recibido, pero lo cierto es que los hubiera oído tanto con softcombat como con cualquier otra actividad que hubiera estado realizando, así que no le doy más relevancia. Creo que lo pasé peor yo para explicarle al oculista qué me había pasado, juas.
- ¿Tienes muchas armas y equipos? ¿Cuál es tu categoría favorita?
No tengo demasiado equipo: dos espadas a una mano, una de ellas necesitada de una reparación urgente. La otra la guardo con aprecio porque fue un regalo de cumpleaños, diseñada para ser lo más ligera posible (que es como prefiero las armas, porque no tengo demasiada fuerza). De todas formas, tampoco me hace falta más con el tiempo que le dedico a la actividad.
Por lo demás, mi categoría favorita es el arma a una mano, más ligera y elegante, aunque tras las lecciones de espada y daga en el último
Filo de Jade le pillé algo de gusto al sistema.
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